En Madagascar una tarde hace ya tiempo

En Madagascar una tarde hace ya tiempo
no, no soy yo

lunes, 11 de enero de 2010

Cartagena; mamey, nispero y zapote

Asi es, mamey, nispero y zapote (los tres primos hermanos) en una vasija de plastico al borde de la calle bajo la sonrisa de la mulata que los vendia. Y nosotros felices, pero no sorprendidos, de encontrarlos en el eden de frutas tropicales que son las aceras de Cartagena. Vasos de patilla, coco, mango, papaya, solos y mezclados, de la mano de vendedores ambulantes en cada esquina de la feria peatonal que es Cartagena. Y nosotros que salimos a pasear -casi al mediodia luego del remojo de rigor en la piscina- sin itinerario, a la izquierda o a la derecha dependiendo de donde nos llevara la mirada, asomandonos a los patios de las casas coloniales, curioseando (me gusta esa palabra), echandole un vistazo al fabuloso claustro tropical de la iglesia de San Pedro Claver abarrotado de vida vegetal, maravillosamente desordenado, verde simpatico. Y luego la piscina del hotel Santa Clara (de nuevo) al ritmo de los mojitos que de vez en cuando nos traian los calmados mesoneros. Esa noche algo de musica en un restaurant muy cerca para luego retomar la exploracion del caracol de calles de la ciudad. Nos toco tratar 5 cajeros automaticos, como un colibri capitalista, para poder sacar algo de dinero para ir a escuchar musica sobre la muralla muy cerca del mar. Tarde, muy tarde, caminamos de vuelta a nuestro hotel donde nos tropezamos con Garcia Marquez, que nos habia relevado en las artes del mojito. Y luego, doce horas despues y 70 grados de temperatura mas bajo, me encuentro en Newark leyendo el Otono del Patriarca (sin autografiar) y tomando agua de coco envasada.