En Madagascar una tarde hace ya tiempo

En Madagascar una tarde hace ya tiempo
no, no soy yo

martes, 18 de octubre de 2011

A cuatro dias de las dos vueltas a Ljubljana

Ljubljana by night

  Hay gente que dice, mi cunada por ejemplo, que hay una supuesta hormona que secretamos cuando hacemos ejercicio y que nos hace sentir bien.  No solo es ella, otros amigos y conocidos me han hablado de la misma endorfina misteriosa que los obliga a correr, sudar y saltar, que los hace despertarse muy temprano y los lleva hipnotizados al gimnasio.  "Si no corro no me siento bien, me falta algo" insisten tratando de explicar la adiccion: "me falta algo, me siento inquieto".   A mi siempre la historia de la hormona me ha parecido un cuento de camino, un mito, una pose de los atleticos y fibrosos.  Aun asi, a pesar de mi escepticismo, decidi hace unos meses darles el beneficio de la duda, embarcarme en la busqueda de la hormona perdida: me inscribi para correr un maraton.  Por si acaso, para hacerlo mas entretenido por si la anhelada hormona no hacia acto de presencia, escogi una ciudad a la que hacia tiempo queria viajar, un pais que estaba en mi lista secreta de prioridades:  el 23 de octubre (si este mismisimo domingo!) corro el maraton de Ljubljana, la capital de la simpatica y joven republica de Slovenia (http://www.ljubljanskimaraton.si/en/)

    Como no tengo referente, siempre he imaginado que la sensacion de la hormona debe ser parecida a lo que siento yo cuando caminando por Nueva York me tropiezo de repente con mi eclair de chocolate favorito o cuando descubri que la tienda de la esquina de mi casa vende la barra de Cadbury de fruit and nuts, la original.  Debe ser algo asi como la paz interior que nos invade luego de un buen bocado de buen chocolate.  "Voy a correr un maraton" dije, y luego de una breve busqueda estaba anotando mi datos y los de Vanessa para la carrera de Ljubljana.  Sobre el viaje (que incluye unos dias en la maravillosa ciudad de Trieste) escribire en unos dias, probablemente el lunes despues de la carrera, convalesciente en la cama del hotel.  Hoy, este breve blog introductorio, es para ponerlos al dia sobre mi entrenamiento para la competencia, para contarles de mi ardua preparacion, para compartir con ustedes algo del esfuerzo fisico que conlleva la carrera, para que esten pendientes de mi y me manden buena energia.
      No se muy bien por que tome la decision de hacer la carrera, la historia de la hormona no puede ser la verdadera razon, me imagino que tendra alguna relacion con la que llaman la crisis de la edad adulta, tal vez ganas de sentirme joven ahora que soy mas viejo, tal vez es creer que uno se ve cool, una manera de ver si mis rodillas y tendones estan todavia bien, de comprobar si me duele algo, un pretexto para obligarme a hacer ejercicio, una buena manera de impresionar a mi novia.  No se, no se muy bien las razones por las que decidi inscribirme y comenzar a entrenar, paso asi, de repente, sin mucha meditacion, la idea nacio una noche sentado en la computadora y un par de semanas despues me descubri despertandome a las 6 de la manana para ir a entrenar con mi running club en Battery Park, al sur de la isla de Manhattan donde el East River y el Hudson son uno y el mismo rio.  Mi entrenador se llama Jim y hace ultramaratones (acaba de terminar una carrera de 100 millas en Colorado, 29 horas continuas corriendo), mis companeros de grupo son 4 gacelas australianas que no solo llegan felices y sonrientes todos los dias a las 6 de la manana sino que vuelan, van rapidisimo.  No tengo duda que pertenecen, como mi cunada, a la especie de los hormonados, que por su sangre fluye la maravillosa endorfina.  Por suerte en el grupo esta tambien Carl, un enigmatico vendedor de helados que habla poco y corre lento -algo mas lento que yo-, que no siempre esta de buen humor y que se queja del acido lactico.  Dos veces a la semana me encuentro con Jim y las gacelas para darle vueltas a un pequeno parque cerca del hotel Ritz, todas la mananas me levanto a punto de no ir y 20 minutos despues me descubro, para mi sorpresa, sudando tratando de hacer el tiempo que Jim anoto ese dia al lado de mi nombre en la hojita que nos muestra.  Los demas dias, los que no corro con las gacelas de down under, corro solo siguiendo el plan que Jim me manda por email sin falta todos los domingos.  "Cuidado, no lo hagas, te vas a joder la rodilla", me dice mi buen amigo Ricardo (que como yo no cree en la hormona), "wow, yo corro una milla y estoy muerto" me dice mi hermano (que como yo no cree en la hormona), "yo decidi no hacer mas maratones.  No es bueno" me dice Jorge (que como yo es de buen comer).  Asi pasan los meses, yo corriendo todas la mananas, sumando millas, comprandome ropa y zapatos, explicandole a Camila donde queda Slovenia y prometiendole que le voy a regalar la medalla. Hago practicas cortas, algunas largas (dos veces 20 millas), al llegar a la casa me tomo varios litros de agua de coco.  No he adelgazado pero eso si, correr me ha permitido seguir comiendo chocolate.  Me pregunta la gente que tan rapido quiero hacer la carrera.  Yo lo que quiero, como todos los primerizos, es terminarla.  Si la termino sera en cuatro horas y media, tal vez cuatro.  Para ponerlo en perspectiva, es mas o menos lo que dura un vuelo Nueva York- Caracas o la pelicula Ben Hur, todo el vuelo o toda la pelicula, que es lo mismo, sin parar de correr.  A mi, que no he sentido la hormona, me sigue sonando larguisimo.

    Slovenia es un pais pequeno de 2 millones de habitantes, Ljubljana, la capital, tiene apenas 200.000.  El maraton supongo debe ser un evento importante.  Llevo un dia en Slovenia, estamos paseando por el norte del pais cerca de Austria.  Acabo de revisar hace unos minutos el website del maraton para asegurarme que la carrera es este domingo, veo que ya hay 14.083 personas  que van a correr divididos por edades y por nacionalidad.   Me sorprende ver que, por ahora, sigo siendo el unico venezolano inscrito.