En Madagascar una tarde hace ya tiempo

En Madagascar una tarde hace ya tiempo
no, no soy yo

lunes, 26 de septiembre de 2011

Tras los pasos de Bingham (gateando) en Choquiquerao y Machu Pichu


Mia en Choquequirao
Bingham, tal vez en Choquequirao

Normalmente no soy muy amigo de las efemerides y en este caso, es importante aclarar, todo fue una casualidad.   Este ano, sin planearlo asi, celebramos (unos buenos amigos y nosotros) los 100 anos del "descubrimiento" de Machu Pichu.  Asi es, el celebre conectiques Hiram Bingham III, que ese es el gentilicio de quienes son oriundos de Connecticut, llego a Machu Pichu un 24 de julio de 1911 y nosotros, junto a 2800 turistas mas, llegamos alli mismo 100 anos y 25 dias mas tarde, hace unas  cuantas semanas, el 19 de agosto pasado.
   Nuestra epico viaje comenzo hace unos meses en Cataluna.  Como ocurre a menudo, la idea nacio en una conversacion de sobremesa, esta vez en un pueblo en la Costa Brava hacia el final del almuerzo con algo de migas sobre el mantel y suficiente vino blanco en los vasos.  Sugeriamos Vanessa y yo que exploraramos algun rincon del Peru y Edu y Ana, que son encantadores y aventureros y que confian ciegamente en nosotros, dijeron que si.   "Me encanta la comida peruana" dijo Ana sonriendo.
    Volvimos a Nueva York e inmediatamente comence a programar el viaje.  Estaba convencido de que no bastaba con visitar Cuzco y Machu Pichu, habia que aprovechar nuestro viaje para pasear por las entranas del imperio Inca, teniamos que escudrinar un poco mas, no podiamos conformarnos con el  tipico circuito turistico, habia que ser creativos.  Que mejor fuente de ideas que la bitacora de viaje del flaco Bingham.   Leyendo sobre sus expediciones descubro que en 1909, dos anos antes de su famosa visita a Machu Pichu, Bingham acampo en Choquiquerao, unas ruinas Incas remotas y olvidadas que se balancean -aun hoy- en el lomo de una montana, en el mismisimo filo de la cordillera a 3.600 metros sobre el rio Apurimac.  Tengo ademas dos amigos peruanos que algun dia fueron. "Chay!!!" dije (la mejor traduccion que consigo de Eureka en Quechua) el viaje iba tomando forma.







 Choquiquerao es conocida (muy poco conocida) como la ciudad gemela de Machu Pichu, perfecto entremes para nuestro viaje.    El plan era ir justo antes de Machu Pichu, pasar apenas dos dias en Choquequirao para luego poder comparar las dos ruinas.  Para llegar alli hay que dormir una noche primero en un pequeno hostal que se llama Villa los Loros,  una posada frugal al pie de la cordillera que descubri ojeando una de las 10 guias de viaje del Peru que tengo al pie de mi cama.  Luego de una  caminata, dice el website de la posada, se duerme dos noches en las ruinas en tienda de campana para luego pasar, ya de regreso, una ultima noche en el mismo hostal.   Vacilo por un momento, tengo mis dudas sobre la afinidad del resto del grupo con la vida agreste de carpa, el deseo de conectarse con la Pachamama (madre tierra en la mitologia inca), con el agua fria, con los mosquitos y el exceso de aire fresco a mas de 3.000 metros de altura.  Titubeo por un rato y llego a la conclusion (equivocada)  de que no puede haber nadie a quien no le guste dormir bajo un cielo estrellado al pie de una ruina.
      A nuestros amigos espanoles se le sumaron dos venepanamenos amantes del ceviche: Jorge (hermano mas que amigo) y su esposa Veronica. Ya eramos seis.  Una semana antes de partir Edu y Ana anunciaron la incorporacion de otro catalan insigne Josep Maria (Mia), el hermano de Ana.  Ya eramos siete.  "Vamos dos parejas y un trio a Peru" le decia yo a la gente cuando les contaba del viaje y luego agregaba "es un grupo muy liberal".    

  Cualquier viaje al Peru es obligatoriamente un peregrinaje culinario.  Lima, mas fea que bonita,  tiene escondidos entre sus calles polvorientas un elenco de restaurantes magicos donde, para desgracia de los pulpos, camarones y corvinas, se come espectacular. El martes almuerzo en Amor Amar http://www.amoramar.com/ y cena en Simposium, el miercoles almuerzo en El Mercado http://newworldreview.com/2010/11/el-mercado-lima/ y -a manera de introduccion para nuestros amigos de Espana que acababan de aterrizar-  cenamos en la Huaca Pullana, un restaurante comodamente recostado sobre unas ruinas pre-incas iluminadas de noche en medio de la ciudad http://www.resthuacapucllana.com/.  El viernes, para darles la bienvenida a Jorge y Veronica, almorzamos en Pescados Capitales, siete devotos feligreses sonrientes y hambrientos en el templo del pescado y el limon http://www.pescadoscapitales.com/.  El largo almuerzo (un desfile de aletas, tentaculos y antenas) fue solo la antesala a una larga y entretenida cena en La Gloria sentados a unas pocas mesas del ex-presidente Alejandro Toledo y sus amigos http://www.lagloriarestaurant.com/.   Un verdadero festival gastronomico, comimos mucho y variado, de todo menos cacahuete porque a Mia le da alergia ("Mia, cacahuete es mani en Peru" le deciamos con carino para que estuviera pendiente). 
Huaca Pullana
Nuestra ultima tarde en Lima, durante la breve pausa entre restaurantes,  visitamos el museo de Enrico Poli, la coleccion privada de arte colonial y precolombino de un pedante inmigrante italiano venido a mas.  Las habitaciones de su casa, una casa cualquiera en el barrio de San Isidro,  estan repletas de muebles coloniales maravillosos y decenas de pinturas de la escuela cusquena que sirven de pretexto para la "nueva" historia del Peru que nos cuenta Poli junior, una relectura resentida y fragmentada de los excesos y pecados de los conquistadores.  Nuestros amigos catalanes, algo aludidos pero no intimidados por las muchas referencias de Poli a las maldades de Pizarro y sus espanoles, estaban igual de asombrados que nosotros con los muebles y la plateria, con los adornos de monasterios y conventos que Poli probablemente compro por unos cuantos soles a alguna monja en apuros.  Nos cuenta de cuando Pavarotti visito la casa y trato de comprar uno de los muebles ("este, el unico bargueno en el mundo que sobrevive intacto" nos dice Poli) y como su padre se rehuso a venderselo cantandole un "no" en do mayor.  Atravesamos un pequeno patio interior de palmeras y entramos en las que fueron alguna vez las habitaciones de servicio de la casa, unos cuartos pequenos donde hoy guarda -sin proteccion alguna- una coleccion impresionante de piezas precolombinas.  Oro, muchisimo oro (seis trompetas de oro macizo con las que facilmente pudieron haber derrumbado las murallas de Jerico), momias, telas, vasijas, figurillas humanas en posiciones de kamasutra andino y mantos de plumas.  Todo comprado a huaqueros sin escrupulos (ladrones de tumbas) durante los ultimos 60 anos.
    Esa noche nos acostamos satisfechos, bien apertrechados de calorias, listos para la proxima etapa del viaje.  Al dia siguiente volabamos a Cuzco.
  
Hotel Monasterio en Cuzco



Nos recibieron con bombos y platillos




Todo el mundo nos advierte del soroche o mal de altura.  Asi que, atentos a los consejos, bajamos muy lento del avion, caminamos lento a buscar nuestras maletas, entramos al hotel Monasterio pasito a pasito y nos sentamos a tomar te de coca.  Nuestro hotel es un antiguo convento http://www.monasteriohotel.com/web/ocus/hotel_monasterio.jsp renovado hace unos veinte anos.   Los cuartos algo lugubres  tienen  oxigeno adicional y un televisor extranamente empotrado, los pasillos con musica gregoriana y el desayuno celestial.  Cuzco (o Cusco o Cosco, que tiene una ortografia escurridiza) nos dicen significa ombligo en Quechua. La ciudad era la capital del imperio inca,  el centro  del Tahuantinsuyo, el largo y ancho territorio que se abria a los cuatro puntos cardinales desde Colombia a Chile y el norte de la Argentina.  Si la Koricancha, el templo mas importante de la ciudad ocupaba el lugar del mismisimo ombligo del imperio, nuestro hotel debe estar entonces por alli por la entrepierna por donde comienza la ingle,  perfectamente ubicado a unas dos cuadras de la catedral y la Plaza de Armas.  Nuestras media-chirimoyas  se retiran a descansar a sus aposentos mientras que nosotros, fuertes, osados y  sedientos de  aventura, salimos a explorar la ciudad.  En la Plaza de Armas encontramos montones de turistas entremezclados con los locales, cerca de la estatua de Pachacutec una banda marcial vestida de rojo se deja tomar fotos.  No puedo dejar de imaginarme la entrada de Pizarro alla en 1532, el espectaculo que habra sido la ciudad en todo su esplendor cuando todavia estaba fresca la memoria de los Incas y del recien asesinado Atahualpa.  Nos montamos en un taxi y le pedimos al chofer que nos subiera a Sacsayhuaman, las antiguas murallas incas de piedras inmensas (ciclopeas dice la guia de turismo) en las afueras de la ciudad.  El taxista, el primero de una cadena de Victores que conoceriamos en el viaje, nos alegro la tarde.  En la radio tenia el juego de futbol del Cienciano de Cuzco contra el Alianza de Lima.  Mia (fanatico del Barsa hasta los calzoncillos) escuchaba con atencion las incidencias del partido mientras veia -algo asustado- como Victor adelantaba otros carros en las curvas.  Visitamos las ruinas y desde alli cerca un mirador desde donde habia una vista espectacular de Cuzco (o Cusco o Cosco) con una luna inmensa de fondo.


Sacsayhuaman
"Habra sido buena idea venir para aca?


   Mia, que era la primera vez que venia a America Latina, estaba preocupado porque la ruta que Victor tomo de vuelta subia en vez de bajar: "tio, nosotros no vinimos por este camino" nos decia  en voz baja algo preocupado sospechando que estabamos siendo secuestrados.  Al fondo el Alianza de Lima atacando en los ultimos minutos del tiempo de descuento.  El buen sentido del humor de Victor era contagioso, casi no podiamos hablar de la risa.  Luego de varias curvas y muchas carcajadas, nos dejo sanos y salvos (y sin pedir rescate) en nuestro hotel.   Esa misma noche nos encontramos en el lobby del monasterio con el segundo de los Victor, Victor Rolins se llamaba el guia que nos llevaria a Choquequirao ("mi segundo nombre lo escogio mi papa porque le gustaban los Rolling Stones" nos aclaro).    Luego de una cena lenta en el restaurant Limo con vista a la Plaza de Armas http://www.cuscorestaurants.com/eng/limo.php  le dimos las buenas noches a Jorge "Manilow" y Edu "Sesto",  era hora de dormir.

Jorge con Victor (el secuestrador)
Como ocurre siempre con este tipo de excursiones, todo el mundo se despierta con energia el dia que comienza la aventura, todos estrenando la ropa de safari, posando limpios y sonrientes para la foto de rigor a la puerta del hotel.  Nos montamos en el carro amarillisimo que nos llevaria a Villa de los Loros a cinco horas de carretera valle adentro en la provincia de Apurimac muy cerca del pujante pueblo de Huanipaca (donde solo hay un telefono.)   Durante todo el camino, a intervalos de 10 minutos, Jorge iba avisandonos amablemente y con absoluta precision cual era la altura que marcaba su reloj: estamos a 3245 metros, a 3235 metros,  a 2452 metros..........Al fondo, el pico Salcantay nevado, blanco y frio sobre el cielo  azul.
El Salcantay
El trio catalan
(El trio català)
Rio Apurimac

Victor Rolins y Rodrigo nuestro cocinero
"Que viaje tan cool organizo mi novio!"
El nevado de Salas y, al fondo, el de Salcantay.

   Marco, nuestro anfitrion en Villa los Loros, una suerte de Sr. Rourke con fuerte acento italiano, nos recibio (antes de ni siquiera saludarnos) con el siguiente discurso: "Acaban de llamarme para decirme que un grupo guerillero acaba de interceptare a unos turistas camino a las ruinas de Machu Pichu.  A los turistas normalmente no les piace que los apunten con las mitralletas.  Pero no hay nada de que preocuparse, no se asusten ustedes.  No estan en peligro.  Solo se los comento porque acaban de contarme lanoticia  y tenia que externarla".  Nos reparte las llaves de nuestros cuartos, unas cabanas  de decoracion sencilla, y nos cita para cenar a las 7.30.  Empiezo a notar cierta preocupacion   entre algunos de mis co-viajeros que no habian leido con suficiente detenimiento los correos electronicos que mandaba semanalmente con la descripcion del viaje a Peru y, sobre todo, de la caminata.  Jugamos futbolin esa noche (Edu fenomenal, Casillas e Iniesta en uno) y luego una buena cena durante la cual Jorge interrogo a Marco sobre como a alguien se le puede ocurrir mudarse de Roma a las afueras de Huanipaca.  "Giorgio" le respondia afectuosamente Marco, "Italia  y Europa, sobre todo despues del Euro, no sirven para nada. Europa esta arruinada.  No hay niente que facere alla, aqui esta todo por hacerse.  Alla te prohiben todo, aqui en Peru se puede facere de todo".  Giorgio lo miraba esceptico.  "Marco todavia hace todos los calculos en Liras" me decia Giorgio, "debe ser que se esta escapando de algo" insistia  extranado camino a la cabana esa noche, "no puede tener otra explicacion".
Villa Los Loros
Minutos antes de nuestra partida

Giorgio e Marco friends 4ever
Salimos muy temprano caminando sonrientes valle abajo hacia el rio Apurimac.  Desde el sendero se veia en la distancia la montana empinadisima que hay que subir para llegar a Choquequirao.  Sobre la ladera a lo lejos nos mostro Victor el camino zigzagueante que se perdia loma arriba: "ese sendero que se ve alla es el que hay que subir" y senalaba con el dedo un electroencefalograma escrito en la piedra.   Luego de unas tres horas nos paramos a almorzar a la orilla del rio.  Cruzamos un puente colgante y a subir.  Con nosotros, de ultimo con un arriero, un caballo de emergencia para los rezagados que comenzaba a guinarle el ojo a Jorge.  Del otro lado del puente comienza una subida lenta de siete kilometros infinitos.   Veronica de primera y todos nosotros, sudados y muy cansandos, a un paso cada vez mas lento.  Largo, muy largo y empinado y a nuestra derecha un precipicio y vistas espectaculares.   Cinco horas mas tarde (cinco horas y media para los mas demorados del grupo) llegamos a un pequeno campamento, una terraza de grama (cesped para Ana, Edu y Mia) donde nos esperaban nuestras mulas.    Solo habia duchas de agua helada y Mia gritando improperios en el espanol mas castizo cada vez que se mojaba "pero es que no me lo puedo creer tio" repetia mientras trataba de secarse con la toalla del tamano de una servilleta que Marco nos habia dado.
Sendero a Choquiquerao (empinado!!!!)

Antes de la subida







Puente sobre el Apurimac
El campamento queda mas abajo de las ruinas a unos 40 minutos a pie de la plaza central de Choquiqerao.  Esa tarde solo Edu y yo nos aventuramos a subir.   Choquiquerao (que significa cuna o trono de oro) es una ciudad imponente de la que apenas el 20% ha sido excavado.  La ciudad descansa recostada a ambos lados de la sierra al pie de picos nevados sobre profundos canones.  Igual que Machu Pichu, jamas fue visitada por los espanoles.  En su momento de esplendor se calcula que la habitaron entre 1000 y 1200 personas que recibian visitas periodicas del Inca.  Las terrazas de Choquequirao son las unicas en todo el Peru que tienen mosaicos decorativos, llamas en piedra blanca y motivos geometricos que las adornan.  Un sistema de riego recoge agua del deshielo repartiendola por la ciudad y por las terrazas donde cultivaban papas y maiz.    Mientras Edu y yo recorriamos las ruinas entretenidos, abajo en nuestro campamento, sin nosotros saberlo, Jorge (acabado de duchar con agua helada) comenzaba a gestar la insurreccion.  A eso de las 8.30 de la noche nos acostamos luego de una buena cena preparada por Rodrigo nuestro cocinero ("pero es que no me lo puedo creer tio" se empezo a escuchar desde una de las carpas cuando Mia descubrio que tenia que meterse en un saco de dormir usado.  "Como hago?" se preguntaba a si mismo en voz alta "estoy muy apretado en este sleeping bag y yo solo puedo quedarme dormido en posicion fetal").  Afuera una noche estrellada maravillosa, a nuestro lado 10 tiendas de campana de un grupo de noruegos nada estrenidos y bastante conversadores.  Yo dormi profundo esa noche, el resto no tanto.
Terrazas de cultivo


Veronica llegando de primerita, Jorge un rato mas tarde

Edu en Choquequirao









"Edu, donde esta mi crema de ojos?"


 Llego el amanecer y con la salida del sol el golpe de estado.  Apenas Jorge abrio los ojos reunio al resto (que ya hacia horas estaban despiertos) y los llamo a sublevarse bajo el lema de "ni un dia de carpa mas".   Luego de una votacion apurada se aprobo la mocion (con mi voto salvado) de no pasar una noche mas en el campamento y volver a Villa los Loros.  Veronica y Mia decidieron acompanarme a visitar las ruinas de nuevo antes de bajar, el resto del grupo comenzo de inmediato el viaje de regreso (Ana, Vanessa y Jorge sin haber llegado a Choquiquerao. "Són només pedres" le decia Edu a Ana en catalan para que no se sintiera mal).    El regreso fue largo y seco, la logistica algo improvisada y el esfuerzo fisico exigente.  Aun asi, disfrutamos todos del paisaje y de los placeres de la campina peruana incluyendo los tres toros (o vacas con cuernos, que para le caso da lo mismo) que nos emboscaron en los matorrales ya casi llegando al hostal.  Nosotros, cual Hansel y Gretels andinos, perdidos sin guia tratando de encontrar el camino de vuelta a la Villa de los Loros.  Cuando faltaba una hora de camino aparecio Marco para rescatarnos en su camioneta.   Esa noche, cansados y cojeando, felices de dormir en camas y tener agua caliente, orgullosos de nuestra hazana, cenamos con Marco fetuccinis y turron hechos en Abancay con musica de Soda Stereo de fondo.  Fue una cena muy (muy) entretenida.


Ana, Vanessa y Jorge en la cima de Choquequirao

En Villa de los Loros

Camino a Urubamba














   Los proximos cinco dias nos entregamos al lujo y el hedonismo en el Tambo del Inka en el Valle Sagrado http://www.starwoodhotels.com/luxury/property/overview/index.html?propertyID=3285.  Todo en el hotel es del mejor de los gustos.  Las habitaciones impecables, las camas mullidas, el restaurante y el servicio inmejorables. Desde Urubamba hacemos excursiones cortas.  Una tarde al mercado de Pisac para comprar artesania, una manana en bicicleta de montana a visitar las ruinas de Moyra y las blancas, blanquisimas, blancuzcas salinas de Mara.  El 19 de agosto, el dia del cumpleanos de Jorge, nos despertamos temprano para ir a Machu Pichu en tren. Siguiendo de nuevo los pasos de Bingham, esta vez con comfort, pasamos varias horas recorriendo las espectaculares ruinas. Fueron cinco dias de descanso y buenas conversas, de masajes, de juegos de backgamon y mucho lomo saltado (el mejor el de los Tres Keros que Vero descubrio)


Tambo del Inka 


    













Salinas de Mara



La ultima tarde despues del almuerzo decidimos Jorge, Edu y yo ir buscar un lugar en Urubamba donde tomarnos un pisco.  En una ferreteria nos dieron direcciones para llegar a casa de Tranca Fija (que asi le decian porque tiene una pierna mas corta que otra y cuyo nombre verdadero era, para sorpresa de todos, Victor).  Lo encontramos, tal como nos dijeron, parado en la puerta de su casa listo para conversar.  Pasamos una tarde inolvidable con Tranca escuchando historias y fingiendo que tomabamos ron.  Nos conto de sus peripecias sentimentales alla en sus anos mozos, nos ofrecio llevarnos a encontrar un tesoro inca a cuatro dias de viaje en una cueva llena de murcielagos (si supiera Tranca  que el problema no son los murcielagos sino las tiendas de campana), nos hablo de como jugaba futbol de pequeno ("me llamaban el Maradonita") y de las bondades de la piedra pomez para el cutis.  Su esposa nos traia muy amablemente botellas de Coca Cola mientras Tranca nos contaba del insaciable apetito sexual de su abuelita que en paz descanse.  Nos ofrecio varias veces su casa y su horno de lena, nos pidio que lo volvieramos a visitar, nos conto de una espanola de quien quedo enamorado y nos dio un fuerte abrazo de despedida.  Hay que volver a Urubamba le decia yo a Edu sentados en un mototaxi camino al hotel y el, que era el unico que en verdad habia tomado ron, me decia c: "claro tio, si la hemos pasado bomba".


Desfile de modas en el tren de Machu Pichu